Libro de chistes cortos buenos

-¡Socorro! ¡Sálveme! -grita el infeliz que está dentro del lago. -Un momento. Si quiere que le salve, dígame dónde trabaja. Se lo dice y echa a correr. -Señor, vengo a solicitar el puesto de un empleado suyo que acaba de morir ahogado. -Lo siento, pero ya se lo he dado al que le empujó.